Si bien es la falta de hormonas un factor decisivo, hay otros factores que influyen de manera importante, como son la genética, la masa muscular y el tabaquismo entre otros.
La presencia de osteoporosis en familiares directos como madre y hermanas, supone un mayor riesgo de padecer la enfermedad, así, una mayor masa muscular y la actividad física protegen.
El método diagnóstico por excelencia hasta ahora era la Densitometría ósea, técnica que mide la densidad del hueso; pero hoy en día se tiende más a estudiar el concepto de “Riesgo de fractura” que el mero diagnóstico de osteoporosis por densitometría.
Se consideran pacientes en riesgo de fractura a aquellas mayores de 50 años o que tengan menopausia precoz (menopausia antes de los 45 años) y además hayan tenido una fractura de cadera o vertebral, o una fractura por fragilidad (sin traumatismo ni caída), o tengan un bajo índice de masa corporal o tomen corticoides.
Es el ginecólogo quien debe valorar cada caso y aplicar si lo ve pertinente la terapia adecuada a cada caso, que puede ir desde calcio y vitamina D a tratamientos hormonales, cuya seguridad ha sido contrastada en numerosos estudios.
El objetivo es reducir al máximo el riesgo de fractura y mejorar la calidad del hueso, siendo importantes también ciertos cambios en nuestros hábitos como son el sedentarismo y tabaquismo.