Como consecuencia, pueden aparecer complicaciones como desgarros o la necesidad de practicar una episiotomía (corte en el periné para facilitar el paso del feto) durante el parto. En ocasiones y como consecuencia, se pueden originar cicatrices y zonas de fibrosis en el periné y en la vulva, estas pueden ser muy dolorosas y llegar a afectar seriamente a la vida sexual de la mujer.
El masaje perineal hace que aumente la elasticidad del periné evitando la tensión de esta zona y reduciendo el riesgo de desgarros, además familiariza a la embarazada con la sensación de presión del parto y puede también reducir parcialmente el dolor del parto.
El masaje perineal se realiza introduciendo el dedo pulgar (si es la propia mujer) o bien 3 ó 4 cm de los dedos índice y corazón (si es la pareja quien lo hace) en la vagina y deslizándolos de un lado a otro a la vez que se ejerce una presión moderada sobre el periné y hacia fuera, repitiendo esta maniobra durante 5 minutos una vez al día.
Inicialmente puede ser molesto, pero por poco tiempo. Es útil el uso de aceites y lubricantes.
Está indicado comenzar a partir de la semana 32 de embarazo.