Debido al paso del bebé por un pasaje elástico pero de mucho menor calibre que el cuerpo y cabeza del feto, la vagina sufre una distensión considerable; a esto hay que añadir el efecto que pueden suponer las episiotomías y los desgarros. Con el paso del tiempo, la vagina va recuperando su calibre o tamaño original, pero no llega a recuperarlo totalmente.
La consecuencia de esto es que algunas mujeres refieran una sensación distinta y a veces disminuida durante las relaciones sexuales (a veces es la pareja quien lo refiere), también dolor durante las relaciones. Puede ocurrir incluso que aparezca dificultad para mantener tampones en la vagina.
Denominamos suelo pélvico al conjunto de estructuras que soportan todos los órganos pélvicos, en su conjunto forman una especia de hamaca formada por músculos, ligamentos y tendones; es una estructura elástica pero consistente.
Debido a la presión y distensión que sufren estas estructuras durante el embarazo y parto, el suelo pélvico se debilita y no cumple con la función de soporte a la que está destinado. Esto puede dar lugar a varios problemas como los prolapsos, en los que algunos órganos pélvicos (útero y vejiga) se “descuelgan”. Estas alteraciones del suelo pélvico pueden ocasionar problemas importantes como la pérdida de orina o incontinencia, (sobre todo ante los esfuerzos físicos o al toser o estornudar), dolor o discomfort e incluso limitar la actividad física y sexual.
Por todo esto, es importante prestar atención al suelo pélvico y a los genitales tras el parto (sea vaginal o cesárea). Es recomendable la práctica de ejercicios para fortalecer y recuperar el suelo pélvico, también llamados ejercicios de Kegel. Estos ejercicios también pueden realizarse con dispositivos que se introducen en la vagina.
Una terapia muy efectiva y alternativa cuando fallan los ejercicios de Kegel es la aplicación de láser en la vagina. Esta técnica es indolora, no requiere anestesia y es ambulatoria (se realiza en consulta). El láser activa la formación de nuevas fibras de colágeno en los tejidos que forman el suelo pélvico y vagina, por lo que éstos se renuevan y cobran consistencia de forma natural.
Es un tratamiento que mejora el tono vaginal recuperando su tensión original, aumentando la calidad de las relaciones sexuales y el bienestar íntimo. Así mismo mejora el soporte de la vejiga para resolver la incontinencia de orina.