La mujer tiene unos dos millones de óvulos al nacer, de los cuales sólo 200.000 ó 300.000 llegan a la adolescencia o periodo fértil de la mujer. De éstos aproximadamente cada mes se emplea uno en el proceso ovulatorio y unos mil se pierden cada mes. Así, aproximadamente para los 50 ó 51 años se han agotado los óvulos, lo cual da lugar a la menopausia (se considera normal entre los 45 y los 55 años).
Los óvulos que van quedando a lo largo de la vida fértil son susceptibles de ser fecundados y originar una gestación o embarazo.
Por lo general, la fertilidad de la mujer se va viendo obstaculizada a partir de los 37 ó 38 años de edad, porque aunque siguen quedando óvulos potencialmente fértiles, la calidad de estos óvulos puede ir reduciéndose también con la edad.
La fertilidad femenina es un factor muy individual, así hay mujeres que con 40 ó más años no tienen problema para quedar embarazada y otras lo encuentran más difícil con 35 años ó menos, y apartando otros factores que pueden influir, esto depende de la reserva ovárica. Así podemos definirla como la capacidad de una mujer de generar óvulos fértiles, y depende de la edad y factores individuales. También la reserva ovárica ayuda a predecir la respuesta frente a un tratamiento de fertilidad. Hay elementos que pueden hacer sospechar una baja reserva ovárica (alto número de óvulos fértiles) como por ejemplo antecedentes familiares de menopausia precoz (antes de los 45 años) o acortamiento del ciclo menstrual (menos de 28 días); pero como mejor se determina es mediante determinaciones hormonales como la Hormona Antimulleriana o el recuento ecográfico de folículos en los ovarios.